Los supuestos expuestos en este artículo se aplicarán a los bienes que entren en Gran Bretaña - si los bienes vendidos a una empresa radicada en Gran Bretaña no superan las 135 libras esterlinas en valor de consignación y el destinatario de la entrega de los bienes es una empresa registrada a efectos del IVA en Gran Bretaña.
Básicamente, en el caso de que una empresa europea venda bienes a una empresa británica registrada a efectos del IVA (independientemente del medio: mercado en línea o venta directa), la responsabilidad de declarar el IVA recaerá en el cliente (comprador). La empresa británica contabilizará la transacción mediante el procedimiento de inversión del sujeto pasivo en su declaración del IVA.
La inversión del sujeto pasivo es un proceso por el que el cliente contabiliza el IVA devengado en una venta en lugar de la entrega (por tanto, pagará el IVA cuando el consumidor final compre el bien). La inversión del sujeto pasivo es una simplificación que elimina la obligación de que los proveedores extranjeros se registren a efectos del IVA en los países en los que existe una transacción B2B.
La empresa cliente del Reino Unido calculará el importe del IVA sumando la cifra en la casilla del IVA adeudado (casilla del IVA repercutido) y la misma suma en la casilla del IVA recuperado (casilla del IVA soportado), con lo que podrá recuperar el impuesto aplicado.
Por ejemplo, una empresa vende y envía mercancías desde España a través de Amazon y de su comercio electrónico a la empresa registrada a efectos del IVA con sede en el Reino Unido. El valor de los bienes enviados es de 120 libras esterlinas. En este supuesto, la empresa española no estará obligada a registrarse a efectos del IVA y del EORI en el Reino Unido, pero tendrá que especificar en la factura que, a través de la inversión del sujeto pasivo, la empresa británica deberá contabilizar el IVA en su declaración trimestral.
La situación es diferente cuando un cliente empresarial del Reino Unido no está registrado a efectos del IVA y no facilita al vendedor un número de registro de IVA empresarial válido en el momento de la compra. En este caso, el vendedor directo o el vendedor en línea tendrá que tratar la venta como B2C (de empresa a consumidor), en lugar de B2B (de empresa a empresa) y, por tanto, contabilizar el IVA en consecuencia.