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El Reino Unido deja de estar atado a un cadáver

14 de febrero de 2018

Tras muchos falsos amaneceres, por fin ha caído algo de luz solar sobre las economías más fuertes de Europa.

El crecimiento en toda la Unión Europea se sitúa en niveles no vistos desde 2007.

Y los países más potentes del continente -Alemania y Francia- están creciendo a niveles que no se registraban desde la recuperación de la crisis financiera de 2010.

Eran los buenos tiempos, cuando muchos creían que lo peor de la crisis financiera ya había pasado.

El rebote, lamentablemente, fue lo que los mercados describen como un "gato muerto". Es decir, no va a ninguna parte positiva.

Tras el falso amanecer de 2010, siguieron años de calamidades económicas a medida que la crisis financiera se transformaba en una crisis monetaria y en el colapso económico de las economías más pequeñas y endeudadas de Europa, encabezadas por Grecia y contagiando a Portugal e Irlanda, así como a España.

Una unión monetaria y cuasi política inadaptada a la flexibilidad necesaria para tratar con países en fases muy diferentes del ciclo económico recibió el sello de "caso perdido". Muchos críticos del proyecto europeo sacaron brillo a sus zapatos de baile, listos para bailar un tango sobre la tumba de la UE.

Esos problemas siguen existiendo. La unión política y económica más estrecha propuesta por Francia, por ejemplo, es la próxima gran prueba para los gobiernos y las economías de la UE.

Así como los elevadísimos, aunque decrecientes, niveles de desempleo en toda Europa continental, especialmente entre los jóvenes.

Pero el proyecto (sin Gran Bretaña en el futuro, claro) sigue en pie -con tensiones y todo- y el crecimiento se ha recuperado por fin, no sólo en la eurozona, sino también en la Unión Europea.

Las cifras publicadas hoy por Eurostat muestran que el cuarto trimestre de 2017, en comparación con el mismo periodo de 2016, fue especialmente fuerte en la mayoría de los Estados miembros de la UE, a medida que el crecimiento mundial empieza a cobrar impulso.

Alemania, Francia y España dependen de las exportaciones tanto como el Reino Unido, y el aumento de la demanda se ha traducido en mayores beneficios para las empresas.

Los últimos datos de UBS sobre los beneficios por acción de las empresas -un buen indicador de lo positivos que parecen los datos corporativos- mostraron una cifra en 2017 de 12%.

Su índice de sorpresa económica de la eurozona -una medida de si los datos económicos son mejores o peores de lo previsto- se encuentra cómodamente en la zona media de los 60 (donde por encima de 50 es positivo), cifras que no se veían desde principios de 2014.

Crecimiento mundial

Las reformas estructurales en toda la UE han ayudado, sobre todo en España y Francia, donde Emmanuel Macron es el nuevo niño mimado de las empresas.

Pero es el crecimiento mundial el que está levantando todos los barcos, impulsado por unas políticas monetarias preparadas para un panorama ampliamente recesivo.

Los tipos de interés en la eurozona, por ejemplo, siguen siendo negativos.

Los bancos centrales se están poniendo lentamente al día con las mejores cifras económicas y retirando algunos de los cohetes expansivos.

Pero están en una senda suave, dado que hay pocos indicios de un repunte inflacionista a corto plazo.

Para Gran Bretaña, donde el crecimiento sigue siendo razonable pero se ha ralentizado desde el referéndum del Brexit, un mejor crecimiento de la UE es una buena noticia.

Casi la mitad de lo que exportamos va a la UE.

Y seguimos en el mercado único y la unión aduanera, que nos da acceso libre de aranceles a la UE.

Esa relación cambiará.

Pero el Reino Unido sigue siendo uno de los principales beneficiarios del avance de la UE.

Artículo de la BBC

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