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Comprar o alquilar un vehículo para su empresa británica: ventajas e inconvenientes

24 de febrero de 2022

Comprar un vehículo para utilizarlo con fines comerciales puede parecer una idea práctica y sencilla cuando se piensa utilizarlo principalmente para los negocios. En realidad, hay varias implicaciones fiscales que hay que tener en cuenta en el proceso de compra/arrendamiento y mantenimiento del vehículo, así como cualquier coste adicional. Para aprovechar las verdaderas ventajas de comprar un vehículo para fines empresariales, habrá que tener en cuenta varios factores, como el tipo de vehículo, la forma de pago y las emisiones de CO2.

Antes de considerar la posibilidad de adquirir un vehículo a través de una sociedad limitada, hay que tener en cuenta el objetivo de la compra. Podrá recuperar el IVA pagado por los vehículos utilizados exclusivamente para la empresa. Tenga en cuenta que los gastos de la empresa no incluyen los desplazamientos diarios de ida y vuelta a la oficina, sólo los viajes. Por lo tanto, cualquier vehículo utilizado para fines privados generará un "beneficio en especie" imponible, que se evaluará sobre el valor del vehículo cuando sea nuevo, no sobre el precio de compra. A continuación, la empresa tendrá que notificar a HMRC el vehículo de la empresa mediante la presentación de un P11D. La alternativa a la compra del vehículo para fines empresariales es la contratación de un leasing, que tiene implicaciones contables y fiscales diferentes a la compra.

Dado que la empresa no es propietaria del vehículo, no se puede reclamar ninguna desgravación de capital, pero sí se puede considerar como un gasto empresarial, lo que permite a la empresa descargar el 100% de los gastos de leasing reduciendo el beneficio en la cuenta de pérdidas y ganancias, si las emisiones de CO2 del vehículo en cuestión son inferiores a 130 g/km. Cuando las emisiones superan el umbral, sólo el 85% puede considerarse un gasto empresarial subvencionable. Cuando se elige la financiación como forma de compra del vehículo, sólo el pago de los intereses puede considerarse un gasto empresarial. Cuando se opta por la compra del vehículo, se puede solicitar una desgravación fiscal a través de la desgravación de capital, ya que se clasificará como activo fijo tangible, pero las normas para solicitar la desgravación fiscal son bastante estrictas, ya que depende principalmente de las emisiones de CO2 del vehículo:

- Si las emisiones son superiores a 130 g/km, sólo se puede recuperar el 8% del precio de compra como gasto empresarial;

- Cualquier vehículo con emisiones inferiores a 130 g/km puede recuperar el 18% en cada ejercicio;

- Si las emisiones son inferiores a 50 g/km, el 100% del precio del vehículo es deducible durante el primer año.

La elección del tipo de coche de empresa que se va a comprar dependerá de su finalidad y utilidad: aunque la compra de un coche de empresa puede parecer atractiva desde el punto de vista de las ventajas fiscales, las normas para obtener desgravaciones fiscales son estrictas y el riesgo de que resulte una mala inversión es elevado. A diferencia de un coche, la compra de una furgoneta o un camión a través de una sociedad limitada es más sencilla por la ausencia de las restricciones que pueden aplicarse al comprar un coche con fines comerciales. La Agencia Tributaria también permite el uso "privado" del vehículo, lo que significa que la furgoneta o el camión pueden estar aparcados en casa, pero sólo se utilizan con fines profesionales. Por lo tanto, la compra de una furgoneta para fines empresariales facilita la deducción del 100% de los gastos de la empresa en comparación con un coche y es una opción mejor que comprarla de forma privada. La compra de un vehículo de empresa depende, sin duda, de las circunstancias y del tipo de negocio, y hay que prestar la debida atención a cada vehículo.

Domenico Santomasi

Foto de Maksym Kaharlytskyi en Unsplash

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