Como ya es bien sabido, la libra lleva tiempo pagando derechos debido a la situación geopolítica británica (Brexit en particular) y recientemente también a Covid-19, que provocó un descenso del PIB de 20% en abril, además de un aumento del paro superior al esperado.
Tras una recuperación parcial frente al euro y el dólar en marzo y abril, la libra vuelve a perder terreno, esta vez no sólo frente a las dos divisas mencionadas, sino también frente al yen japonés.
En los últimos días, la libra esterlina ha perdido aún más terreno, superando los 0,90 frente al euro. Incluso frente al dólar estadounidense y el yen japonés la situación no es mejor: la libra cotiza ahora a menos de 1,22 dólares y 132,47 yenes (frente a los 144,1 de enero).
La caída de la libra esterlina en los últimos años ha llevado incluso a algunos expertos a preguntarse si podría clasificarse como divisa emergente. De hecho, la tendencia registrada por la libra en los últimos meses es mucho más parecida a la del peso mexicano que a la del dólar estadounidense.
A través de una política monetaria de bajos tipos de interés del Banco de Inglaterra y con una balanza comercial que llevó a la creación de déficits gemelos (déficit fiscal combinado con el déficit de la balanza de pagos), la libra esterlina se asemeja cada vez más, al menos en base a su propio rendimiento, a una moneda emergente (reflejo de las condiciones económicas del Reino Unido).
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Fotografía: Christine Roy